19 agosto 2008

De las cosas que nacen y de las cosas que son

Charlando con un amigo con el que nunca nos vimos (solo hablamos por Internet), él me dijo que nuestras conversaciones él se las imagina tomando mate en la rambla conmigo. Y de ahí nos pusimos a reflexionar sobre las cosas que nacen y las cosas que son porque son.

Es cierto, hay cosas que por diferentes intereses, cosas en común, nacen. Tal vez en otras circunstancias no se hubieran dado, pero dada la teoría del caos, la sincronicidad y todas estas cosas, pasan.

Y hay otras cosas, que sin importar las circunstancias, sin importar los cataclismos, las variedades políticas, las distancias, son. Ésas cosas sabemos que tarde o temprano se dan igual, porque eran “meant to be”, porque estaban destinadas a pasar. Esas cosas son.

Mi amistad con él “es” porque sinceramente creo, que aunque él viva en Concordia y yo en Montevideo, se iba a dar igual. Ojo, esto es posible ahora más que nunca con Internet, pero supongo yo que los grandes encuentros de antes serían más memorables por lo dificultosos de lograr.

Aún así, hay cosas imperceptibles a los ojos del ser humano, que hacen que dos personas estén en total sintonía. No es algo que se calcule, no es algo que uno pueda planearlo, simplemente pasa. Lo mismo pasa a la inversa: Hay cosas que nunca serán, por más que intentemos forzarlas.

Pero de eso no nos enteramos hasta más tarde, ji.

09 agosto 2008

Cada vez, cada vez…

Cada vez me siento más sola, porque entiendo que no hay nadie para mi ahí afuera.

No se, siento como que la gente no quiere saber de nada con compromisos de más de tres meses, siento como que la gente es dispensable, y eso me asusta, porque eso querría decir que los valores se perdieron, uno no va a buscar al que le gusta, sino al que le sirve.

Lo experimento en carne propia, el que me quiere, sólo me quiere ver durmiendo al lado de su almohada y nada más, no le interesa absolutamente nada de lo que pueda querer yo, y eso no es que me preocupe, sino más bien que no encuentro a alguien de “la vieja escuela”.

Hoy mi mejor amigo, de una caja de Bon-o-bon, me recortó 38 corazoncitos para mi. ¿Para qué quiero corazoncitos? Antes yo lo puteaba porque él me decía que no creía en el amor. Ahora él debería putearme a mí, porque soy yo la que no cree en el amor, y él si.

Antes solía creer que allá habría alguien que me quiere por lo que soy, que me respete. En este sentido soy medio traumada, pero es porque en el pasado no me fue muy bien que digamos. Mas bien fue que con las personas que he tenido a mi lado, me sentí muy infeliz. Por diversas razones en general, pero nunca me sentí realmente amada.

Y a esta altura no se is eso puede estar a mi alcance, no se si por ahí existe alguien a quien pueda amar.

Porque para bien o para mal, tengo una coraza del tamaño de una armadura, y desconfío naturalmente de todo aquél que intente acercárseme. Nada colabora con nada.

En fin…

Disclaimer

Éste blog no se hace responsable de nada, es un blog personal, y todos los derechos, palabras, y frases cuasi originales se encuentran reservadas para la autora.

Quien dude de ésto se las verá con la ley.
 

Mona con escopeta | Creative Commons Attribution- Noncommercial License | Dandy Dandilion Designed by Simply Fabulous Blogger Templates