Cómo me calienta.
Porque lo que más me calienta no es que me planteen un problema, o siquiera que lo hablen y descarguen conmigo, yo pida perdón y asunto solucionado.
No.
Me recontra, hiper, super, maxi, uber calienta cuando alguien tiene un problema conmigo y utiliza a un tercero para hacérmelo saber. Odio a los recontra malditos me-creo-justiciero-y-dueño-de-la-verdad terceros interpuestos. ¿Y saben por qué odio a éste tipo determinado de gente? Porque jamás de los jamases son imparciales, siempre tienden a escuchar sólo una versión de las cosas.
Entiendo que tengo un estilo, una forma de ser medio frontal, y que tiendo a herir susceptibilidades. No soy la persona más delicada del mundo, y creo que cuando quiero decir algo, lo dejo muy claro. He ahí mi cuota de culpa.
Ahora, que yo hiera a gusto, a troche y moche a las personas, es algo que no solo me parece incorrecto, sino que además es dicho con saña, porque no me gusta herir a las personas, y las cosas que hago no las hago por maldad. Tal vez peco de arrogante y poco humilde, pero de mala no. De eso estoy segura.
Y que un tercero venga a decirme “Estuviste muy mal con fulanito”, que pongan en mi boca cosas que yo no dije, y que encima sea la mala de la película (porque me dejaron ver que soy un monstruo, el del Lago Ness tiembla cuando me ve).
Odio estas situaciones. Me ponen mal.
Creo ser una persona lo bastante razonable como para que si alguien tiene un problema conmigo, me lo diga, y lo hablamos, se resuelve, si hay que pedir disculpas se pide, y listo.
Mierda.