24 septiembre 2008

Luchando contra el cambio constante

Una vez terminé el blog que me inició en esto de escribir cotidianamente, sentí que me faltaba algo. Si, señores, a los escritores también nos falta algo cuando dejamos de escribir.

Bueno, ya llamarme escritora es algo soberbio de mi parte, pero por un rato finjamos que así es.

El asunto reside en que escribir sobre mi vida era algo a lo que le había tomado el gustito, por decirlo de alguna manera, y encontrado la vuelta como para que, si bien no era anónimo, estaba algo refugiada en el anonimato. Y era divertido hasta que en algún momento me quedé sin cosas para decir. O más bien, que el ejercicio constante de escribir sobre la vida misma, llega un momento que es agotador.

Digamos que pasa lo mismo con la ficción, que en algún momento dejan de acabarse las “brillantes” ideas, y todo lo que se escribe es paupérrimo. Si por cada vez que quisiera cambiar el estilo del blog porque me parece que me quedé sin cosas para contar me dieran un euro, viviría de mi blog en una isla en Grecia.

Hoy me dijeron que extrañaban lo que escribía antes. No se si pudiera volver a ello, me resisto, creo que futilmente, a volver a escribir sobre realidad y no sobre ficción. No creo que se me de bien ni lo uno ni lo otro, pero estoy en esta nueva etapa, y quiero por lo menos darle forma, antes de cambiar nuevamente de estilo.

Yo que se, tal vez esté en mi personalidad ir cambiando constantemente, de alguna manera nunca da una sensación de estabilidad. Y tengo que lograrla por lo menos en esto, ya que en otros planos de la vida me es casi imposible -no porque no quiera, sino porque las circunstancias que me rodean son más fuertes que mi voluntad-.

Tal vez algún día vuelva a escribir así, como estoy escribiendo ahora. Meanwhile, me quedaré con los cuentos, hasta que logre algo mínimamente potable de leer.

21 septiembre 2008

A dog's life

Nunca es fácil encontrar a alguien que quiera a un perro, sobre todo si no hay mucho tiempo para pensarlo.

Ése fue el problema que nos encontramos cuando hace dos días mi hermana sacó a nuestros perros a la vereda. Un perrito se acercó a nuestro perro grande y empezó a olfatearlo, y cuando metimos a nuestro perro, se quería meter en nuestra casa. Como era un cachorrito, nos dio cosa que pasara la noche solo y lo metimos en casa.

Cosa adorable, estuvo todo el fin de semana en casa. Como todo cachorro, nos adoptó a mi hermana y a mí como dueñas, porque si hacía mucho frío íbamos a taparlo o a jugar con él. Pero no podíamos entrarlo en la casa, no estaba vacunado y, aunque estaba sanito y sin pulgas, podía tener algún virus o algo.

Así que ayer casi mi madre lo manda a un refugio, pero hoy encontramos un dueño, después de poner en foros y páginas las fotos de él, de hablar por teléfono con todo el mundo. Qué suerte, porque ese perrito se merecía con creces un dueño, nada más necesitado de mimos y cariño que él.

Me sentí extrañamente triste, fueron dos días, pero ayer soñé que terminaba en un refugio, atadito a un árbol, llorando por el resto de su vida. Y me levanté a las 8 de la mañana, de un domingo, pensando que fuera como fuera le iba a encontrar un hogar.

Ahora lo extraño porque lo cuidé como si fuera uno de los míos.

Y sé bien que el día que tenga un perrito lo voy a adoptar en un refugio en honor a él.

18 septiembre 2008

¿Egoísmo o precaución?

Una vez una psicóloga me dijo que ante las discusiones en donde hay dos o más personas que son queridas para uno, lo mejor es no entrometerse.

Creo que tiene razón. Es lo más sano para uno, porque no toma parte de una posición, la discusión en ningún caso beneficia a nadie, y uno por lo general sale herido.

Esta posición que asumí para algunos es egoísta, porque no hay voluntad de involucrarse en los problemas y situaciones de los demás. Y es verdad, es bastante egoísta, pero creo que los que piensan así no tienen en cuenta que el tercero en cuestión también tiene sentimientos, y tal vez no los quiera poner en la línea de fuego. Para aclarar, en este caso yo soy la tercera en cuestión.

Lo tomo como una forma de precaución: Si yo no me invloucro en este tipo de cosas, no hay forma de que salga herida. Es una suerte de barrera defensiva que he armado con esmero durante años.

Como esto de las relaciones suele ser recíproco, este leit motiv tiene sus desventajas: Si yo no me intereso por los problemas de los demás, el resto no se va a interesar por los míos. Tiene como efecto secundario dejos de soledad, ausentismo, ignorancia, entre otras cosas.

¿Me es contraproducente ser así?

16 septiembre 2008

What if

Ése es mi gran problema, y siempre lo fue. Soy una persona que, lejos de terminar las cosas que empieza, nunca termina sus actividades. Mentira, es peor, nunca termino nada.

Como en el post anterior de la música, nunca terminé de ir a clases de guitarra, pero no me resigno a venderla a Lorena (mi guitarra). Tampoco terminé nunca mi inglés (me falta el Proficiency), ni italiano ni português. No soy una gran ajedrecista, ni creo que lo vaya a ser, ni creo que vaya a aprender jamás la diferencia entre un Tabaco Odissey y un Special Latakia Flake. Cada vez bailo menos salsa, y hace tiempo que no termino una cuponera del gimnasio. Nunca me encaré a nadie y por lo general me aburro fácilmente de los hombres cliché.

Pero ¿qué pasaría si fuera buenísima jugando al xadrez, si supiera tres idiomas, si tocara la guitarra (a esta altura debería ser Jimi Hendrix si hubiera practicado), hubiera conocido un amor solemne, tendría más amigos, parecería intelectual, o una gran jurista, comería sushi o me tomaría un té de hongos.

Siento que me falta probar muchas cosas, y no aprovecho mi tiempo en ello, sino que siempre me quedo pensando en el “What if”. Tengo que cambiar eso, tengo que dar un paso adelante e intentar terminar algo, por más pequeño que parezca, tengo que saldar cuentas con el pasado, tengo que vivir un poco más como para poder contarles a mis nietos que no me pasé quejando de la vida, sino que la viví a pleno.

Música

Se me dio por pasar videocassettes a DVD’s, y entre ellos encontré un par que me levitaron viejos recuerdos enterrados por ahí. El primero era de un concierto de Metallica de los 80 y algo más o menos, el otro tenía un potpourrí entre Martín Buscaglia y Sankuokaï.

Me acordé de aquellos tiempos en los que se me dio por aprender a tocar la guitarra. Aquella era una odisea interesante: Intentar comprender un lenguaje universal y ejecutarlo de acuerdo a mi capacidad (que probó ser casi nula) con los instrumentos, y a mis sentimientos.

Creo que ser músico tiene algo especial, por lo general en este país da igual si uno es un escritor, pero al músico se lo tiene por allá arriba. Supongo que es porque todo el mundo puede escribir, pero no todo el mundo puede tocar una sucesión de cuerdas, o soplar adecuadamente, o tamborilear al ritmo de corcheas, redondas y semifusas.

Siempre sentí gran admiración por los guitarristas, sobre todo después de que entendí lo difícil que es tocar tal o cual cosa, después de hacer el solfeo majestatico, después de tocar los mismos acordes durante horas. Pero capaz la sucesión de acordes de ese instrumento me llamó más la atención que un solo de batería, por ejemplo.

No hay nada que no se aprenda con la práctica y con el tiempo, eso es seguro. Mi pasión por la música no ha disminuido, ha cambiado nomás.

Disclaimer

Éste blog no se hace responsable de nada, es un blog personal, y todos los derechos, palabras, y frases cuasi originales se encuentran reservadas para la autora.

Quien dude de ésto se las verá con la ley.
 

Mona con escopeta | Creative Commons Attribution- Noncommercial License | Dandy Dandilion Designed by Simply Fabulous Blogger Templates